Preach My Psalter / Predica Mi Salterio

ROSARY APOSTOLATE OF THE ORDER OF FRIARS PREACHERS / APOSTOLADO DEL ROSARIO DE LA ORDEN DE FRAILES PREDICADORES

INTRODUCCIÓN

     Este artículo es sobre los orígenes de la postura de orar usada en el antiguo Israel y en la Iglesia.  Esta postura se llama, en latín, orans (se pronuncia ‘órans’), o sea, persona orando o persona orante. Quizás que te estés preguntando qué es esta postura orans, porque puede ser que no la conozcas por este nombre, pero estoy seguro de que la reconocerías al verla. Es una postura para orar que involucra a una persona que extiende sus manos alzándolas hacia Dios en oración. Más específicamente, la persona levanta las manos en oración a Dios mientras dobla los codos a los costados con las palmas de las manos extendidas una frente a la otra o hacia afuera. Desde la antigüedad, la persona de fe, esperanza, y amor ha utilizado esta postura para ofrecer oración al Dios Vivo y Verdadero. La pregunta es: ¿Quién puede usar esta postura? ¿Es esta postura para los laicos o solo para el sacerdote? Permítanme comenzar diciendo que mi respuesta a esta pregunta es “sí” y “no,” de acuerdo con la autoridad de la tradición recibida. Esto significa que tanto el sacerdote como los laicos han usado fielmente esta postura orans tradicional a través de los siglos para orar a Dios, ya sea en la oración personal o en la oración comunitaria. De hecho, en la Tradición ambos han elevado sus manos a Dios en oración. Por un lado, los laicos de Dios han utilizado tradicionalmente la postura orans al ofrecer la oración personal a Dios, especialmente en tiempos difíciles. Por otra parte, el sacerdote ha ofrecido tradicionalmente la oración comunitaria a Dios en la postura orans. De hecho, por tradición, el sacerdote también ha utilizado orans para la oración personal, pero él no recibió su consagración como sacerdote principalmente para ofrecer oración personal a Dios. Al contrario, él, ante todo, recibió su consagración sacerdotal para ofrecer la oración comunitaria a Dios en esta postura. Por lo que orans efectivamente fue utilizado tanto por los laicos como por los sacerdotes desde la antigüedad. De hecho, existe una base para ellos usando esta postura para orar desde la Escritura y la Tradición.

LA POSTURA DOMÉSTICA DE ORANS 

     En primer lugar, en cuanto a los laicos del antiguo Israel, usaban la “postura doméstica orans” en sus hogares para orar con Dios. Esta era la oración personal que ofrecían a Dios en casa, orando solos o con su familia. Al hacerlo, extendían sus manos en oración a Dios levantándolas mientras recitaban en voz alta el Antiguo Testamento de memoria para recordar las acciones divinas que Dios les hizo a lo largo de su historia. Esto implicaba bendecir, alabar, y agradecer a Dios por su fidelidad al ofrecerles justicia y misericordia, especialmente al salvarlos del pecado, de la muerte, y de sus enemigos. Además, también usaban esta postura para ofrecer sus súplicas a Dios. En el Antiguo Testamento hay varias frases que se refieren a la postura orans que los laicos usaban para orar a Dios, incluyendo levantar o alzar sus manos en oración a Dios, o extender sus manos en oración hacia Él. Por esta razón, en Israel, los padres enseñaban a sus hijos, con sus palabras y acciones, a usar esta postura orans al ofrecer la oración a Dios en el hogar. Después de todo, Dios mismo les había instruido que enseñaran a sus hijos a serle fieles levantando sus manos hacia Él en oración. De esta manera comenzó en el hogar la formación de sus hijos como un pueblo fiel de oración. En efecto, en casa aprendieron de sus padres que levantar fielmente la mano a Dios en la oración significaba, sobre todo, elevar a Él el corazón mediante un acto interior de fe, esperanza, y amor.  Así, el orans era, ante todo, una postura interior de sus corazones. El pueblo de Dios, incluidos sus hijos, solo podían levantar las manos en oración hacia Dios porque primero habían elevado su corazón a Él en oración. Ciertamente usaron esta postura de orans para orar a Dios en sus hogares durante circunstancias normales, pero sus líderes también les instruyeron levantar sus manos a Dios en oración desde sus hogares durante la hambruna, la peste, y la guerra. Así, una postura normal para orar en sus hogares se convirtió en una forma de orar desde sus hogares durante las pruebas y tribulaciones. Por ejemplo, en el Primer Libro de los Reyes, el Rey Salomón instruye al pueblo de Israel, particularmente a los laicos (o no sacerdotes) que pecaban contra Dios durante la hambruna, la peste, o la guerra, que levantaran sus manos en oración a Dios en dirección al Templo para recibir el perdón de Dios (1 Re 8:37-39). Esto también incluía orar desde sus hogares, pero también incluía orar donde sea que estuvieran durante estas pruebas y tribulaciones. Además, después de la destrucción babilónica de Jerusalén, que incluyo el Templo, el profeta Jeremías instruyo a los pobres que quedaban en Jerusalén a clamar a Dios derramando sus corazones a Él mientras levantaban sus manos en oración por la vida de sus hijos. En su pobreza, sus hijos sufrieron allí hambre y sed (Lam 2:19). Jeremías también les instruyo a levantar sus corazones y manos a Dios en oración mientras se arrepentían de sus pecados (Lam 3:41-42). Él les dijo que habían sufrido esta destrucción en Jerusalén, incluyendo su pobreza y hambre, como castigo de Dios por sus pecados. Por esta razón, los laicos en el antiguo Israel ciertamente usaban la postura orans para la oración personal en sus hogares, o dondequiera que se encontraran, alzando sus manos a Dios en oración, especialmente durante las pruebas y tribulaciones.

LA POSTURA LITÚRGICA DE ORANS

     En segundo lugar, los sacerdotes del antiguo Israel, particularmente Aarón y sus descendientes, usaban una “postura orans litúrgica” al ofrecer oraciones y sacrificios a Dios en el altar de Dios. Esta sería la oración comunitaria en la liturgia. Aquí los sacerdotes guiarían al pueblo en la oración litúrgica. Al hacerlo, elevaban su corazón a Dios, tal como los laicos elevaban su corazón a Dios en la postura del orans doméstica. En este sentido, la elevación de las manos a Dios por los sacerdotes en la liturgia era también una elevación de sus corazones a Dios, ya que actuaban en nombre del pueblo como mediadores durante la oración litúrgica. Por un lado, los sacerdotes primero usaron esta postura de orans levantando sus manos hacia Dios al ofrecer oraciones litúrgicas y sacrificios a Dios en el altar del Tabernáculo en el desierto antes de que construyeran el Templo en Jerusalén. Por eso, en Levítico, después de que Aarón termina de ofrecer el sacrificio por el pecado, el holocausto, y la ofrenda de paz en el altar del Tabernáculo, levanta las manos en oración pidiendo la bendición de Dios sobre el pueblo (Lev 9:22). Luego, después de que construyeron el Templo en Jerusalén, los sacerdotes usaron esta postura de orans cuando ofrecían oraciones y sacrificios en el altar de Dios en la liturgia del Templo. Así, en Segundo Macabeos, después de que los sacerdotes terminan de ofrecer el sacrificio para purificar el Templo, levantaban sus manos a Dios orando para que Dios los preservara, guardando el Templo y al pueblo, de las amenazas de profanación y destrucción por parte del general pagano Nicanor. (2 Mac 15:34-36). Por lo que, al ofrecer tal oración y sacrificio a Dios en nombre del pueblo, primero en el altar del Tabernáculo y luego en el altar del Templo, los sacerdotes recibirían las ofrendas del pueblo para sacrificarlas litúrgicamente a Dios en su nombre. Entonces, solo los sacerdotes alzaban sus manos a Dios en oración comunitaria mientras guiaban al pueblo durante la liturgia. Como sacerdotes consagrados, solo ellos podían actuar en nombre del pueblo como mediadores ante Dios al ofrecer oraciones litúrgicas y sacrificios a Dios por ellos a través de la postura orans.

EL USO DE LA POSTURA ORANS DE ISRAEL INFORMA EL USO DEL ORANS DE LA IGLESIA

     Como pueden ver, esta postura de orans que tanto los laicos como los sacerdotes usaban en el antiguo Israel, doméstica y litúrgicamente, es el antecedente y modelo original para la Iglesia, el Nuevo Israel, usando la postura de orans de la misma manera. Esto, por supuesto, no significa que otras personas en Palestina, como los árabes o los gentiles en la sociedad grecorromana, no usaran la postura de orans al orar. Por supuesto que lo hicieron, pero los primeros miembros de la Iglesia, todos israelitas, no aprendieron primero la postura orans de ninguna de estas personas. Por el contrario, estos primeros miembros israelitas de la Iglesia la aprendieron de sus padres, incluyendo la Cabeza misma, Jesucristo, la Santísima María, San José, y los Apóstoles. La postura orans se les presentó originalmente en el hogar a través de sus padres durante la niñez y la adolescencia, antes de que llegaran a ser miembros de la Iglesia. Así, Jesús, María, San José, y los Apóstoles primero aprendieron a usar la postura del orans doméstica de sus padres israelitas al ofrecer oración a Dios mientras recitaban o recordaban las Escrituras del Antiguo Testamento en casa, especialmente durante pruebas y tribulaciones. Por eso, en la providencia de Dios, primero recibieron esta postura doméstica para orar a Dios de la Tradición de Israel. Por lo que, esta Tradición recibida evidentemente formó y preparó a los laicos en la Iglesia para orar a Dios de la misma manera que en el hogar, a partir del primer siglo. Como consecuencia, los laicos de la Iglesia primitiva, incluidos hombres, mujeres, niños, y adolescentes, aprendieron que podían usar esta postura doméstica orans en sus hogares levantando las manos a Dios en oración. Al mismo tiempo, también aprendieron por Tradición que la postura orans en la liturgia solo podía ser utilizada por los sacerdotes de la Iglesia, incluido el Sumo Sacerdote mismo, Jesucristo, y Sus Apóstoles, ya que actuaban como mediadores en nombre de los laicos del pueblo al ofrecer oración y sacrificio a Dios litúrgicamente. Esta fue, ante todo, la elevación de sus manos en oración a Dios en la Liturgia de la Eucaristía, el Sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Cristo, en la Santa Misa instituida por Cristo durante la Última Cena. Por lo que, en la Tradición recibida de la Iglesia, solo los sacerdotes pueden levantar las manos para ofrecer oración a Dios en la Liturgia.

     Así, a través de los siglos, la Iglesia ha reservado tradicionalmente esta postura litúrgica orans para el sacerdote solo en las rúbricas del Misal Romano para ofrecer la Santa Misa. La palabra rúbricas significa las reglas o leyes en el Misal que se refieren a las instrucciones en rojo que regula la recitación de las fórmulas de oración en negro. Estas orientan o instruyen al sacerdote a recitar las oraciones del Rito de la Santa Misa, empleando las posturas asignadas que solo él puede emplear, según lo previsto por la Iglesia. Por eso, el sacerdote ejecuta lo prescrito en letra roja y dice lo impreso en negro al ofrecer la Misa según las rúbricas. Estas rúbricas proceden de la más alta autoridad de la Iglesia, del mismo soberano pontífice, para mantener el orden bueno y adecuado en la Liturgia de la Santa Misa. Como indican las rúbricas, esto significa que solo el sacerdote puede usar la postura orans cuando él recita las oraciones en la Eucaristía mientras intercede ante Dios en favor del pueblo. Como tal, solo él puede extender sus manos en la Santa Misa elevándolas a Dios en oración. De hecho, las rúbricas le instruyen a usar esta postura unas catorce veces desde los Ritos introductorios de la Misa hasta los Ritos de conclusión. Esto incluiría la oración que dice después de la Oración Universal. En consecuencia, las rúbricas asignan la postura orans al sacerdote solo porque solamente él actúa en la persona de Cristo, la Cabeza, al ofrecer la Santa Misa como mediador de Dios en nombre del Cuerpo de Cristo, la Iglesia.

     Por el contrario, no hay una sola rúbrica en el Misal Romano que instruya al diácono o al laico a usar la postura orans en la Liturgia de la Santa Misa. Ninguna de las rúbricas allí instruye al laico o al diácono a extender sus manos en oración a Dios elevándolos durante la Misa. Sin embargo, hay quienes afirman que debido a que las rúbricas guardan silencio sobre esta cuestión, esto sugeriría un permiso o tolerancia implícita por parte de la Iglesia para que los laicos y los diáconos usen la postura orans. Sin embargo, argumentar a favor del uso de los orans por los laicos y el diácono sobre la base de tal silencio en la rúbrica es contrario a la Tradición Litúrgica de la Iglesia, y perjudicial para la uniformidad de la Liturgia de la Santa Misa. De hecho, usar este argumento del silencio ya ha introducido otras prácticas nocivas en la Santa Misa sobre las que las rúbricas callan, como tomarse de la mano durante el Padre Nuestro.

     Además, al abordar las posturas asignadas del sacerdote, el diácono, y los laicos en la Santa Misa, la Instrucción General del Misal Romano de la Iglesia dice que todos ellos deben ser fieles a la Tradición litúrgica recibida según lo determinado por la Instrucción General y por la práctica tradicional del Rito Romano. Al hacerlo, actúan, no según su inclinación privada o elección subjetiva, sino al servicio del bien espiritual común del pueblo de Dios (IGMR 42). Por eso, la Iglesia llama al sacerdote, al diácono, y a los laicos a seguir las instrucciones de las rúbricas del Misal para que sean uniformes en las posturas que les son asignadas durante la Santa Misa (IGMR 43).

     En Sacrosanctum Concilium, los Padres del Concilio Vaticano II enseñan que ninguna persona, ni siquiera un sacerdote o un laico, puede añadir, quitar, o cambiar las normas objetivas de la Liturgia bajo su autoridad. Esta prohibición ciertamente se aplicaría al laico que usa una postura en Misa no asignada a él en las rúbricas del Rito, como lo es la postura orans. Al hacerlo, estaría actuando en contra de la Tradición Litúrgica recibida (SC 22.3). Sobre esta base, los Padres del Concilio les recuerdan al presbítero, diácono, y laico que no están llamados a hacer otra cosa, sino sólo aquellas acciones o posturas en la Santa Misa que les asigna la naturaleza del Rito Romano y los principios de la Liturgia (SC 28).

     Además, en La Instrucción de la Iglesia sobre Ciertas Cuestiones Relativas a la Colaboración de los Fieles No Ordenados en el Ministerio del Presbítero, la Iglesia recuerda al pueblo de Dios que el canon 907 dice que ni los diáconos ni los laicos pueden usar acciones o posturas en la Santa Misa que son propias únicamente del sacerdote celebrante, como la postura orans. Por lo que, en esta Instrucción, Ella advierte que cualquier diácono o laico que pretenda casi presidir la Misa sería culpable de un abuso litúrgico grave (Instrucción, Artículo 6).

     Finalmente, Redemptionis Sacramentum, la Sagrada Congregación de la Iglesia para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, instruye a los laicos a evitar clericalizar sus acciones en la Santa Misa imitando las acciones clericales que están reservadas solo al sacerdote, particularmente la postura orans (RS Capítulo 2, Párrafo 45). Esto significa que los laicos sólo pueden hacer en la Misa aquellas acciones que les sean asignadas. Por lo que, aquí nuevamente, la Iglesia prohíbe el uso de la postura orans por parte del diácono y los laicos en la Santa Misa.

LA POSTURA DE ORANS DEL QUE RUEGA, LA POSTURA DE LOS POBRES

     Al mismo tiempo, argumentaré que la postura de la mano que muchos laicos usan en la Santa Misa no es, de hecho, la postura orans tradicional que usa el sacerdote, ni material ni formalmente. Como recordarás, la postura orans del sacerdote consiste en extender las manos alzándolas hacia Dios en oración. Más específicamente, levanta las manos en oración a Dios mientras dobla los codos a los costados con las palmas de las manos una frente a la otra o hacia afuera. Esta es la postura que utiliza materialmente. Al hacerlo, pretende formalmente actuar en la persona de Cristo, la Cabeza, litúrgicamente como mediador ante Dios en nombre del pueblo de Dios. Así, como mediador, eleva sus manos en oración a Dios para que pueda recibir dones de Dios para distribuirlos al pueblo. Esto significa, sobre todo, elevar su corazón a Dios en la fe, la esperanza, y el amor para mediarles los dones de Dios. Como tal, el término o fin del uso la postura orans por el sacerdote en la Liturgia como mediador, es actuar como dispensador de tales dones. Por el contrario, la postura de la mano que muchos laicos utilizan en la Santa Misa no cumple con este criterio que define material y formalmente la postura orans. No usan materialmente la postura orans, como en el mismo acto material que usa el sacerdote al extender sus manos, ni pretenden formalmente el mismo fin del acto que el sacerdote al extender sus manos. Por el contrario, materialmente, su postura de la mano consiste en extender las manos, no levantándolas, sino bajándolas mientras se doblan los codos a los lados con las palmas de las manos hacia arriba mientras oran. Esta es, formalmente, la postura de la mano de los pobres, de los mendigos, que pretenden o esperan recibir dones de Dios mismo a través del sacerdote. Por eso, aquí ciertamente no están usando la postura del orans litúrgico como mediadores que dispensan dones. Simplemente están bajando sus manos con las palmas de sus manos hacia arriba confiando en que Dios en Su providencia proveerá para todas sus necesidades. Sobre esta base, esta forma del orans que muchos laicos usan en la liturgia, el acto de bajar las manos con las manos hacia arriba, no es la postura del orans litúrgico que usa el sacerdote, ni material ni formalmente, sino una postura del orans de mendicidad. Esta puede ser una postura antigua utilizada por el pueblo de Dios en la liturgia. De hecho, tener las manos en esta postura describe con precisión la comprensión que tiene la Iglesia de la acción de los laicos en la liturgia como “receptores” de los dones de Dios a través del ministerio del mediador, el sacerdote. Por eso creo que habría una base teológica y litúrgica para que el Papa aprobara esta postura de los laicos en la liturgia. Repito, esta postura en cuestión no es, de ninguna manera, la misma postura que usa el sacerdote al ofrecer la Santa Misa. Aun así, hasta que el pueblo de Dios reciba la aprobación oficial del Papa para usar esta forma de la postura orans, la postura de la mendicidad en la Santa Misa, no debe ser usada. Ciertamente serían culpables de un abuso litúrgico, no solo materialmente, sino también formalmente, si la usaran en la Santa Misa.

CONCLUSIÓN

     En conclusión, el uso de las posturas orans domésticas y litúrgicas por parte de los laicos y el sacerdote en el antiguo Israel para formas personales y comunitarias de oración es la tradición que informa la práctica tradicional de la Iglesia. Por un lado, esto significa que sólo el sacerdote puede usar la postura orans litúrgica cuando actúa en la persona de Cristo, la Cabeza, al orar a Dios en nombre del pueblo en la liturgia. Por otro lado, el pueblo de Dios por supuesto que puede usar la postura del orans doméstico para rezar en casa, pero no durante la liturgia, porque los documentos litúrgicos de la Iglesia enseñan que nada puede ser añadido a la liturgia. Creo que la única forma de orans que los laicos podrían usar algún día en la liturgia, si el Papa alguna vez lo aprueba, sería la postura de orans de mendicidad, en la medida en que describe con precisión su acción en la liturgia, o al menos esta acción particular, como receptores de los dones de Dios por medio del sacerdote. Finalmente, como revela la Escritura, el pueblo de Israel utilizó especialmente la postura del orans doméstico durante pruebas y tribulaciones. Al hacerlo, elevaron sus corazones a Dios en oración, esperando Su justicia y misericordia en sus sufrimientos. Sobre esta base, oro para que ustedes, como hijos de Dios, hagan lo mismo en las pruebas y tribulaciones que han sufrido en sus vidas. Levanten sus manos en oración a Dios para que Él los bendiga. Que Él los ayude a llevar sus cruces con virtud.

En Cristo con María Santísima,

Fray Mariano D. Véliz, O.P.

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